viernes, 3 de abril de 2015

LLOROS QUE ALENTABAN... SEMANA SANTA


















Lloros que alentaban su última estima de yaga,
la que derramaba sangre ante sus fieles,
dándoles su corazón, traicionado
fue por su mismo amor, su misma sangre,
su misma rama escrita de calma.
Triunfando un día entre los suyos,
y sacrificado fue por los mismos caudados,
que ante la cruz crucificado perdono,
a todos los que le traicionaron.
Arrepentidos miraban hacia arriba,
entre rayos y oscuros claros, agonizando
como agonizaba aquél que daño le hizo,
y entre sus rostros horrorizaban a sí mismos,
impactados entre espejos de terror,
como de amor, por haber crucificado al Señor…

Lloros que derramaba lágrimas
como amor borbotaba del alma,
en el amor que gritaba,
cuando su hijo fue crucificado
muerto y sepultado en tiempos de alba.
¡Salvad a mi hijo Dios mío,
como de madre de hijo cautivo.
Porque una madre ya muere,
cuando su hijo muere, encarnecido
por otros, aún viviendo en vida de vida...

Lloros que Suplicaba !Dios mío
tenlo en la misericordia de tu vida,
que es salvar la mía acá en la tierra,
hasta  que en está vida alcance eterna,
y aún así muriendo cada día, sabrás
que viviré por ti en su agonía de vida
y esperanza, porque tú padre mío
conviertes en guía mí cautivo,
ese estar de camino, el mismo
de aquel que a mi lado rueda de amor
y de misericordia, como de mis pesares ,
los vuestros y los de aquellos que amo,
encadenados a la tierra de tu cielo...

Autora: Lucía Pastor

No hay comentarios:

Publicar un comentario